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viernes, 10 de mayo de 2024

El por venir



 Hoy hace cinco años ya que vio la luz mi querida Brújula. Tempus fugit que decía el poeta. La observo en silencio luciendo palmito en mi estantería junto a otros volúmenes con pedigrí y un orgullo recatado me alegra el alma. Hay que ver cómo crecen los sueños, tan callando.

Pensaba que mi tarea estaba cumplida. No me veía teniendo más que decir. Pero, va a ser que no. A la Brújula le espera un hermanito, fruto de un polvo intelectual salvaje, de los de aquí te pillo aquí te mato, que me cogió por sorpresa. Y es que en las cosas del querer, ya se sabe, nunca digas de este agua no beberé, porque la sed nunca cesa. Aquí os dejo un adelanto de lo que está por venir. Salud.



          Estrenando el verano de 2021 cayó en mis manos un librito amarillo de apenas 100 páginas -tamaño enano no, lo anterior- titulado Yo soy el monstruo que os habla publicado unos meses antes y que conseguí vía Amazon remitido desde California (USA). El autor era un tal Paul B. Preciado, a la sazón un célebre filósofo trans y un completo desconocido para mi hasta ese momento, ¡qué ignorancia por Dios! El impacto que supuso su lectura todavía repica en mis mientes y abrió un socavón profundo en el centro de mi concepción de cómo pensar el mundo, ya sabéis, la dichosa weltanschauung. Fue tal la conmoción que yo que venía todo satisfecho de publicar hacía relativamente poco mi Manual de psicoanálisis para terapeutas -donde había expuesto la síntesis de mi forma de entender el psicoanálisis, es decir, la subjetividad y sus derivas a la luz de la gramática inconsciente- me vi impelido a tener que zambullirme de nuevo en la mar océana del conocimiento para revisar y repensar los cimientos de esa construcción epistémica que el torpedo del tal monstruo había intentado reventar dejándolo en riesgo de derribo. Casi na.

          El núcleo duro conceptual al que Preciado dispara es el que viene llamando paradigma de la diferencia de los sexos, paradigma fundamental que sostiene la cosmovisión imperante, supuestamente desde el siglo XVIII, Foucault dixit, aunque para mí, tan ignorante, que el tal paradigma viene desde los tiempos de Eva y Adán. Es desde ese propósito decidido de demolición del obsoleto y opresivo orden establecido, que promueve “la buena nueva” del evangelio queer del que se presenta como abanderado en su condición de persona no binaria registrada como hombre trans

         Trans es el significante amo de la época actual, este primer cuarto del siglo XXI -que yo vengo denominando de forma coloquial como los tiempos que corren (LTQC)-, significante polisémico donde los haya, fruto bomba de las tropelías lenguajeras urdidas entre Foucault y Judith Butler, tan performativa ella, que cabalga, si no galopa, a lomos de la revolución del gender, -para nosotros el Género- pero que lo trasciende en su efecto expansivo, abarcando y aglutinando en su espíritu otros movimientos sociales, políticos, económicos, tecnológicos y culturales que componen ese mainstream globalizado que venimos llamando posmodernidad.

          Para poder responder a la impugnación a la totalidad con que Preciado me interpelaba desde sus páginas, he tenido que tomarme el tiempo necesario para intentar comprender la naturaleza del fenómeno que se nos venía encima, bien complejo pardiez. Han sido tres intensos años dedicados a la lectura, voraz primero, pausada después, de un abanico de textos que abarcan un amplio arco de miradas dispares en relación a la que está cayendo. Necesitaba documentarme y reunir suficiente información para poder hacerme una idea propia y crítica de los distintos decires en danza, ortodoxos, heterodoxos y mediopensionistas. He leído a un ramillete de autores de lo más florido, algunos de un barroquismo tan oscuro que ni Caravaggio. A veces corrí el riesgo de quedar atrapado por infumables argumentos sargazo y otras sentí la inquietante incertidumbre de transitar por tierras brumosas y pantanosas dispuestas a engullirte sin avisar, también el vértigo de bordear tentadores precipicios sin saber volar. Salí airoso de tan ardua travesía con la firme determinación de bocetar un mapa temático en el que abordar y distinguir los diversos campos en juego que intersectan alrededor del tema trans. Sé que hay ya mucha literatura al respecto, algunos textos realmente iluminadores y también panfletos con vocación de llevarte al huerto, y entre tanto tráfico de ideas me encontré, cómo no, al taimado bacalao. Quien me conoce ya sabe que ese bicho, malnacido estructural, a la vez que me irrita, me pone, como Moby Dick al viejo Ahab. Así que armado de mi brújula y mi paciencia decidí darle caza y aportar mi humilde granito de arena(s) al asunto. De momento os brindo el título:

        

          El caleidoscopio trans y otras cuestiones posmodernas.

          Una aproximación brujular a los tiempos que corren (LTQC)


El resto, iremos viendo.

          

          

                                                                     Mamouna, 10 de Mayo de 2024